Las vacas han pasado de tener canciones de infancia, a ser objeto de no pocos recelos. El problema: sus gases, que contienen metano, tanto como para preocupar a varios asesores del mismísimo Al Gore.
Un grupo de investigadores argentinos ya ha pasado a la acción y ha conectado a su aparato digestivo un enorme tubo de plástico para medir cuantos gases emiten a la atmósfera.
Los resultados son contundentes, cada vaca emite al día más de 800 litros y en Argentina hay 55 millones de vacas, así que el 30% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero son por obra y gracia de estos rumiantes.
El resultado es muy preocupante y los autores de la investigación han puesto a las vacas a dieta contra los gases. La primera medida ha sido suministrarles taninos (ciertas sustancias orgánicas que servían para convertir a las pieles crudas de animales en cuero) con lo que han conseguido disminuir un 25% las emisiones de metano.
Un grupo de investigadores argentinos ya ha pasado a la acción y ha conectado a su aparato digestivo un enorme tubo de plástico para medir cuantos gases emiten a la atmósfera.
Los resultados son contundentes, cada vaca emite al día más de 800 litros y en Argentina hay 55 millones de vacas, así que el 30% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero son por obra y gracia de estos rumiantes.
El resultado es muy preocupante y los autores de la investigación han puesto a las vacas a dieta contra los gases. La primera medida ha sido suministrarles taninos (ciertas sustancias orgánicas que servían para convertir a las pieles crudas de animales en cuero) con lo que han conseguido disminuir un 25% las emisiones de metano.
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