"Estamos listos para actuar", advirtió ayer Barack Obama, dando un ultimátum a Gaddafi para que cumpla la resolución.
La situación en Libia se está tornando cada vez más tensa. La embajadora de EE.UU. ante Naciones Unidas, Susan Rice, aseguró ayer que las fuerzas del líder libio, Muammar Gaddafi, no están respentando el alto el fuego exigido por la ONU para evitar una intervención militar internacional. Según la diplomática, las tropas del régimen siguen utilizando la fuerza para avanzar hacia Bengasi, la "capital" opositora de Libia.
A esto se suman las declaraciones del embajador francés en la ONU, Gerard Araud, quien aseguró ayer a la cadena británica BBC que cree que se producirá una acción militar contra el régimen de Gaddafi después de la reunión convocada para hoy en París, a la que asistirán los líderes de la UE, de la Unión Africana y de la Liga Árabe.
Mientras, la OTAN continuó con la planificación militar prevista para una posible operación en territorio libio. La presión contra el régimen del país árabe se incrementó después del ultimátum dado por el Presidente Barack Obama, quien dijo que EE.UU. junto a sus aliados estaban "listos para actuar".
En un comunicado conjunto emitido por el Palacio del Elíseo, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y los países árabes le dieron ayer un ultimátum a Gaddafi. Además de exigir un alto el fuego inmediato, las potencias occidentales y las naciones árabes le pidieron a Trípoli "poner fin al avance de sus tropas en Bengasi y retirarlas de Ajdabiya, Misrata y Zaouiya"; restablecer el suministro de agua, electricidad y gas "en todas las zonas"; y que la población civil pueda recibir ayuda humanitaria. "Todo esto no es negociable", enfatizaron.
Poco antes y con un tono contundente, Obama dijo que "ahora Gaddafi tiene una opción, que es cumplir la resolución aprobada, que debe cumplirse. El alto el fuego debe aplicarse de inmediato. Todos los ataques contra los civiles deben detenerse". "Si no cumple, la comunidad internacional impondrá la resolución mediante acciones militares. Estamos listos para actuar", advirtió.
Pero Obama también fue enfático al aclarar que una eventual operación militar "será junto a nuestros aliados de Reino Unido, Francia y los países árabes". "Quiero que esto quede claro", dijo dos veces. Asimismo, aseguró que Estados Unidos no enviará tropas terrestres: "No vamos a utilizar la fuerza para ir más allá de una meta bien definida, específicamente la protección de los civiles en Libia".
Sin embargo, el canciller de Libia, Musa Kusa, informó más temprano que su país se comprometía a "acatar", en su calidad de "miembro de pleno derecho de Naciones Unidas", las resoluciones del Consejo de Seguridad y anunció "un alto el fuego inmediato y el fin de todas las operaciones militares para proteger a los civiles", medida que habría entrado ayer mismo en vigor, según un portavoz del gobierno libio. Incluso, Gaddafi retó a la ONU, con su secretario general Ban Ki Moon a la cabeza, a que envíe una comisión a verificar el alto el fuego. De hecho, el vicecanciller libio, Khaled Kaaim, aseguró que observadores internacionales de China, Alemania, Turquía y Malta podrían acudir desde hoy mismo a ver la situación. "(Una intervención) en Libia es colonialismo flagrante" y tendrá serias consecuencias sobre el Mediterráneo y Europa", dijo Gaddafi más tarde.
El jueves, horas antes de que el Consejo de Seguridad adoptara la resolución contra Libia, Gaddafi ya había anunciado la suspensión de las operaciones militares, a partir de la medianoche de hoy, con el objetivo de que los rebeldes entregaran sus armas y se "beneficiaran de la amnistía general". Sin embargo, pese al adelanto del alto el fuego, testigos dijeron a Al Jazeera que los combates continuaron ayer.
Por ello, el alto el fuego anunciado por el régimen libio fue recibido con cautela y hasta recelo por parte de la comunidad internacional, empezando por la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, quien dijo que no se dejará impresionar. "Tenemos que ver acciones sobre el terreno, y seguiremos trabajando con nuestros socios para presionar a Gaddafi para que se marche", afirmó. En tanto, la Unión Europea informó que estaba estudiando el anuncio para determinar su "significado" real, según la Alta Representante, Catherine Ashton.
Según fuentes diplomáticas, todos los estados miembros de la OTAN apoyaron que se completen los planes militares "lo antes posible", a pesar de que dos socios -Alemania y Turquía- rechazan una intervención extranjera en Libia y han dejado claro que sus tropas no participarán en ningún ataque.
El secretario general a la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, aseguró ayer en Bruselas que las condiciones políticas para una intervención militar de la alianza atlántica en Libia se cumplen. Los ministros de Defensa de la OTAN acordaron hace una semana que una intervención militar era posible únicamente con tres requisitos y en referencia a estos tres puntos, Rasmussen señaló: "Hay una necesidad urgente, hay un apoyo fuerte de la región y hay un claro mandato del Consejo de Seguridad para una actuación internacional". "Todo está listo" para una intervención militar en Libia, y la reunión de hoy en París es decisiva, dijo el canciller francés, Alain Juppé.
El rol de Washington y las diferencias entre sus socios europeos
Estados Unidos "actuará como parte de una coalición" para hacer cumplir una zona de exclusión aérea en Libia, advirtió ayer el Presidente norteamericano Barack Obama, dejando en claro que esta vez Washington no actuaría unilateralmente. A diferencia de las guerras en Afganistán (2001) e Irak (2003) que carecieron de la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU, la propuesta de imponer una zona de exclusión aérea sobre territorio libio tropezó inicialmente con la posición ambigua de EE.UU. Incluso, el jefe del Pentágono, Robert Gates, pareció mostrarse reacio en un momento dado al indicar ante el Congreso que poner en marcha una iniciativa así conllevaría bombardear las defensas antiaéreas libias y equivaldría a un acto hostil.
Según sostienen los analistas, Obama no quería que EE.UU. figurara esta vez como el atacante "directo", debido al torrente de críticas generado por las impopulares guerras de Afganistán e Irak.
Al otro lado del Atlántico, por su parte, la OTAN analizaba desde febrero la propuesta, primero, de España, y luego de Reino Unido, de controlar el espacio de Libia. Mientras este último país y Francia son favorables a una intervención, bajo amparo de la ONU y con apoyo de la Liga Arabe y la Unión Africana, para evitar la represión a los civiles libios, países como Alemania se oponen radicalmente al uso de la fuerza. De hecho, se abstuvo en la votación, junto con China, Rusia, Brasil e India.
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