
Después de once días de preocupación e incertidumbre, Guillermo Seminario pudo reencontrarse con su nieta Ludmila, que había sido raptada por su propia madre. La devolución de la pequeña de 8 años se produjo ayer a las 10 de la mañana en el bar de la esquina de la UFI Nº 1 de La Matanza, que sigue la causa.
“El abogado de mi nuera se comunicó con el mío, para ver si podíamos arreglar el conflicto, y desistieron de quedarse con la nena. Cuando nos encontramos, a ella la acompañaba un mexicano que no conocíamos”, relató el abuelo.
Guillermo quedó por disposición judicial a cargo de Ludmila y su hermano de 16 años, Diego, a mediados de 2008, luego de que la madre los abandonara para irse a México. Al volver al país, la mujer retomó el contacto con ellos y, en su última visita, ante un descuido de Diego, la subió a su auto y se dio a la fuga.
Ahora, a raíz de la difusión del tema en los medios, la nena pudo volver a su hogar de Isidro Casanova. “El momento de la entrega fue muy tenso”, aseguró Seminario, que además es referente de la agrupación política Solidaridad e Igualdad (SI) de La Matanza. Si bien la madre y su acompañante no quisieron dar detalles sobre el por qué del rapto, “pidieron algunas garantías a las que nos negamos, porque no se puede esconder a una menor así. Esto continúa en la justicia y tendrán que dar explicaciones en la fiscalía”, indicó.
Tampoco quisieron decir dónde estuvo Ludmila durante los once días que pasó lejos de su casa, aunque, según el abuelo, “se nota que estuvo encerrada, sin salir al exterior: emocionalmente está mal, un poco desmejorada y con otro tipo de personalidad, por lo que tuve que llevarla con su psicóloga”, contó, al tiempo que agradeció el apoyo de la UFI 1 y la fiscal Celia Cejas Martin para concretar el reencuentro.
Asimismo, destacó la complicada situación judicial que deberá afrontar el hombre que acompañaba a su nuera, ya que participó de secuestro "sin tener ninguna relación ni vínculo" con la nena.
Todavía en estado de shock por lo sucedido, Ludmila dice que quiere volver a ver a su mamá, pero Guillermo aclara que, por el momento, “no la dejaría. Era la cuarta vez que aceptábamos que mi nuera haga una actividad con sus hijos y pasó esto. Fue porque desoí una orden judicial de exclusión. En estas condiciones, todavía hay que tomar recaudos para que no se repita”, asegura.
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